sábado, 29 de diciembre de 2012

CUANDO TENEMOS SED...

Guiándonos por la lógica, los detectores de la sed deberían localizarse en la garganta, pero, por el contrario, se hallan en venas, cerebro y corazón.
En efecto, el centro de la sed es localizada en el cerebro.
Las células neuronales detectan la presencia de sal en el torrente sanguíneo. Si estos valores son bajos, se transfiere líquido de la sangre a las neuronas, estas aumentan de tamaño y la sensación de sed desaparece.
Si los valores se encuentran en exceso, las neuronas expulsan agua que había en su interior, aparece en ella una plasmolisis y la sensación de sed aparece. Así, los alimentos salados producen sed y el agua hace que esta desaparezca.



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