
Esta gente se disponía recostada y observaba en una pantalla vídeos breves de segundos en los que una persona bailaba Ballet y en los que una persona bailaba Capoeira.
Los resultados del experimento confirman lo que anteriormente afirmábamos.
El primer dato que obtenemos es que la actividad cerebral es mayor en las dos zonas del cerebro cuando se visualiza la danza en la que un individuo es experto que cuando se visualiza el tipo de danza que no se sabe ejecutar. Cuando un bailarín observa el tipo de danza que desconoce, se produce una mayor activación de la zona que se usa para ver que de la zona que se usa para planear un movimiento. Es decir, el cerebro se activa de forma más notoria al ver cosas que nos interesan. Así, si lo que vemos es un ejercicio que sabemos realizar, nuestro cerebro lo ensaya interiormente como si lo estuviéramos realizando en realidad.
A los no expertos en ningún tipo de danza les resulta indiferente el tipo de danza que observan, pues esta forma de arte no les genera ninguna actividad en el cerebro.
Estos resultados suponen importantes implicaciones para la recuperación de personas que pierde la capacidad del habla tras un infarto (puesto que observar a otra gente hablar activan en ellos las conexiones pertinentes para realizar esto).
EL CEREBRO EMITE AL MUNDO SUS INTERESES Y EXPECTATIVAS Y LAS COMPARA CON EL MUNDO EXTERIOR.
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